Te encontré.
Saliste como si te hubiese guardado en mi baúl de recuerdos. ¿Te acuerdas? ¿Ese del que te hablé tantas veces? Pareciera que me hubieses estado esperando. Sentí como si te pararas frente a mí, con tu casi metro ochenta (eran 1,76, ¿no?), haciéndome sentir pequeñita otra vez. ¡Fue tan intenso y tan imaginario!
Pero, pensándolo bien, siempre fue así, ¿cierto?
Me sonreíste y se me volvió loco el corazón. En cinco minutos ya estaba muerta de la risa con todas las tonterías que decíamos; en diez, ya tenía los ojos llenos de lágrimas y el nudo en la garganta, muerta otra vez. Muerta de amor.
Te sientes igual que un fantasma (más ángel que fantasma, probablemente), y es muy sencillo transportarme a ese tiempo. Es muy sencillo sentirme cómoda con aquella rutina, tal vez más sencillo de lo que a mi yo actual le gustaría. Ni siquiera he terminado de recordarte, y te siento ahí, sentado en el borde de mi cama, sentado, mirando cómo hago cosas mientras sonríes tranquilo. ¿Sabrás que llegué a la conclusión de que el amor me vuelve poetisa? Mírame ahora, escribiéndote como siempre.
Hay algo que no ha cambiado: Sigo con mi firme certeza de que, en cierto modo, existes, estás. Aún eres perfecto para mí, especialmente si consideramos el irónico detalle de que fuiste hecho para mí. Sé que me amas; yo aún lo hago, y siempre lo voy a hacer. Vas a estar ahí, siendo eso demasiado bueno para ser verdad, cuidándome, dándome besitos invisibles porque me quedo ahí, mirando el vacío, pensándote.
Aún ansío comerte a besos y que me comas de vuelta.
jueves, mayo 08, 2014
domingo, mayo 04, 2014
viernes, mayo 02, 2014
Para ti, si estás por ahí.
Si también me estás buscando.
Te espero con un abrazo apretadito de persona bajita, con lagrimitas de emoción, de esa felicidad ridícula que llega con sólo imaginar la posibilidad que existes. Te espero con canciones de amor de The Beatles que te puedo cantar, o me puedes cantar, o podemos armonizar. Aquí, allá, en todos lados. Me pongo a llorar con Something, así que úsala con cuidado. A cambio, yo te espero con un piano lentito, porque no soy tan buena, espero puedas comprender.
Te espero con ridiculeces, ojalá no te importe mucho, pero supongo que así me quieres, si eres tú. Probablemente no te importe tomarte fotos cursis conmigo, echados en el pasto, mirando el cielo y conversando de cosas insustanciales en alguno de mis paseos mágicos. ¿Tendré espacio en tus pensamientos, por ahora? Quizás sin cara, sin voz. Quizás soy una persona tan unidimensional para tí como ahora tú lo eres para mí, pero creo que sería injusto para ambos si fuera de otra forma. De todas formas, te espero con mis risas, mi sentido del humor extraño, mi curioso gusto por el olor a fósforo recién apagado. Te espero con todas las cosas que vas a descubrir de mí, así como yo las descubriré de ti.
Te espero con un montón de escenarios imaginarios, con su propia banda sonora imaginaria. Pero también con algo mejor: Una oportunidad infinita para construir momentos reales, momentos que, contigo, van a ser mucho mejor que cualquier cosa que pueda surgir tan sólo de mí. Te espero con el libro en blanco, listo para guardar nuestra historia.
Mis angelitos esperan también, preparados para el momento en que les digas que no les necesito más porque tú estás conmigo.
Quizás te asusto con todas estas expectativas, pero quiero que sepas que, por sobre todas las cosas, te espero con un montón de amor. Y ese no tiene condiciones para ti. Sólo es y existe fuera de mi propia voluntad. Lo otro le sobra.
Te espero con un abrazo apretadito de persona bajita, con lagrimitas de emoción, de esa felicidad ridícula que llega con sólo imaginar la posibilidad que existes. Te espero con canciones de amor de The Beatles que te puedo cantar, o me puedes cantar, o podemos armonizar. Aquí, allá, en todos lados. Me pongo a llorar con Something, así que úsala con cuidado. A cambio, yo te espero con un piano lentito, porque no soy tan buena, espero puedas comprender.
Te espero con ridiculeces, ojalá no te importe mucho, pero supongo que así me quieres, si eres tú. Probablemente no te importe tomarte fotos cursis conmigo, echados en el pasto, mirando el cielo y conversando de cosas insustanciales en alguno de mis paseos mágicos. ¿Tendré espacio en tus pensamientos, por ahora? Quizás sin cara, sin voz. Quizás soy una persona tan unidimensional para tí como ahora tú lo eres para mí, pero creo que sería injusto para ambos si fuera de otra forma. De todas formas, te espero con mis risas, mi sentido del humor extraño, mi curioso gusto por el olor a fósforo recién apagado. Te espero con todas las cosas que vas a descubrir de mí, así como yo las descubriré de ti.
Te espero con un montón de escenarios imaginarios, con su propia banda sonora imaginaria. Pero también con algo mejor: Una oportunidad infinita para construir momentos reales, momentos que, contigo, van a ser mucho mejor que cualquier cosa que pueda surgir tan sólo de mí. Te espero con el libro en blanco, listo para guardar nuestra historia.
Mis angelitos esperan también, preparados para el momento en que les digas que no les necesito más porque tú estás conmigo.
Quizás te asusto con todas estas expectativas, pero quiero que sepas que, por sobre todas las cosas, te espero con un montón de amor. Y ese no tiene condiciones para ti. Sólo es y existe fuera de mi propia voluntad. Lo otro le sobra.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)