domingo, febrero 23, 2025

Lamngen

 El otro día fuimos a la ciudad más colonizada a aprender de lo que es resistir la colonización. Qué curioso.

Y nos sentimos horriblemente winkas, entre aquellos que sabían cuál era su pasado, su lengua, sus raíces. Entre el orgullo de ver hermosas personas ataviadas en sus ropas tradicionales. En el conocer, el pertenecer.

Había cantos de tristeza y resistencia, no se negaba la pérdida, ni la frustración, ni la lucha. Se cantaba suave como un arrullo en una lengua que me es ajena pero que tiraba dentro de mí, sobre dificultades, vicisitudes, desafíos. Sobre el llevar la raíz como un orgullo y un peso.

Y entre las lágrimas, salió el rugido, y no estuvimos solos.

“Lamngen”, me llamaron también, y me sentí en casa. En mi morena piel también están ellos.

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*Nᴏ, ɴᴏ ᴇsᴛá ᴄᴏᴍᴘʀᴏʙᴀᴅᴏ, ᴇs ᴜɴᴀ ᴠɪʟ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀ ᴘᴀʀᴀ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴇɴ ʟᴏs ᴘᴏsᴛ. Sɪ ᴀ ᴜsᴛᴇᴅ ʟᴇ ᴅᴀ ᴜɴ ᴘᴀʀᴏ ᴄᴀʀᴅɪᴀᴄᴏ ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀᴍᴇ, ɴᴏ ᴍᴇ ᴄᴜʟᴘᴇ, ᴛᴀᴍᴘᴏᴄᴏ ᴠᴇɴɢᴀ ᴀ ᴘᴇɴᴀʀᴍᴇ sɪ ᴇs ǫᴜᴇ sᴇ ᴍᴜᴇʀᴇ.