miércoles, enero 27, 2010

Bitch mode: ON.

No se mira, no se toca, no se respira sobre él y me vale si a alguien le molesta.

martes, enero 26, 2010

Je me sens si en dehors d'un lieu...

Et voilà qu'il est à remarquer que mon poste est là déjà occupé.

domingo, enero 17, 2010

Mis mellizos favoritos.

De verdad que podría decirles muchas cosas...

Podría contarles lo mucho que ambos han calado en mí, cómo me han hecho cambiar y la manera en que han puesto mi mundo de cabeza en más de un sentido. No es difícil evocar en mi memoria una de las múltiples veces que no dormí para quedarme hablando con alguno de ustedes dos, los momentos en que quería incendiar cada uno de los teléfonos de mi casa o romper mi computadora a patadas porque no me dejaban verles. Sé que han hecho sacrificios tan grandes como los míos, y que no dudarían ni un sólo momento en estar a mi lado si las circunstacias así lo facilitaran; como yo.

A veces me da por preguntarme por qué nacimos tan separados —o por lo menos yo, tan lejos—; no puedo concebir
una razón realmente buena para que me hayan tirado a la cresta del mundo cuando dos pedacitos de mi corazón están separados de mí. Una de mis teorías es el hecho de que soy lo suficientemente tonta como para equivocarme de sitio al nacer y no encontrar a mis amigos hasta dieciseis años después; es razonable. Bastante de hecho.

He reído con ustedes, he llorado, me han dado ganas de cortarme las venas o de saltar en mi pie sano con el simple hecho de hablar trivialidades con ambos. Han estado ahí en cada momento en que los he necesitado de la manera que sea, y nunca han dejado de tenderme una mano cuando lo necesito.

Podría decirles muchas cosas...

Pero no puedo más que recordarles que los adoro con toda mi alma y que espero que pasen un muy feliz cumpleaños.

Y dar gracias, por supuesto, por el día hace diecinueve años en que nacieron dos luces que iluminan cada uno de mis días. ♥

viernes, enero 08, 2010

Me rindo, contigo.

sábado, enero 02, 2010

L'avenir est comme le soleil.

Se miran. Se sonríen. Se aman.

Ninguno de los dos lo sabe, pero la mayoría del tiempo ambos se la pasan pensando en lo maravilloso que es estar en ese ahi.

En ese ahora.

Parece tan lejano que ambos se ríen cuando recuerdan lo complicado que se veía llegar hasta aquel punto.

Ella todavía se siente tonta y se ruboriza al recordar tantas noches en vela, tantas llantinas, tantas veces en que la nariz parecía un grifo sin control. Además, le da no-sé-qué recordar el vacío constante, el hueco en su cama que estaba guardado para alguien que merecía —más que nadie— estar ahí.

Él... Bueno, él no se ríe tanto cuando se acuerda de la terrible sensación de estar y no estar con ella en esos momentos; de ni siquiera poder rodearle entre sus brazos y susurrarle al oído que todo estaba bien, que estaba ahí para que no se sintiera sola.

Ella trata de disimularlo, pero la segunda cosa que más mira es el anillo que rodea su dedo anular con el nombre de él grabado.

A veces simplemente pasan horas mirándose, jugueteando con las manos y haciéndose morisquetas porque en el fondo son nada más que dos niños con demasiada felicidad para mantenerla dentro del cuerpo. Aunque, de vez en cuando, se ve un manchón de largo cabello castaño muy oscuro y una sonrisa con hoyuelos que grita "¡Alcánzame!" mientras parte a correr (sin mucho éxito, porque o él le altrapa a los dos pasos entre risas o ella se da de frentón en el suelo por tonta).

Él no para de decirle que es bonita, porque a pesar de todo el tiempo que ha pasado, ella sigue poniendo cara medio incrédula cuando le escucha.

Cuando uno de los dos toca la guitarra —o el piano—, el otro se encarga de dar propinas de leche condensada o pan con queso (los besos no cuentan, pero eso no es asunto para hablar ahora). No tienen que pelearse por las canciones ni por quién canta, porque pasaron tanto tiempo peleando por oírse las voces que cuando él habla, ella calla porque su sonido favorito en todo el universo es la risa de los ángeles; y visceversa.

'Luna de Miel' para ellos no es un término que define un viaje de ensueño a Londres, Venecia o París. En especial para esas dos personitas, partió en el momento en el que por fin el chocolate fue bañado por la dulzura de la miel y el sol. Como siempre debió ser.

Y, para cualquiera es curioso que después de tanto tiempo, sigan tarareando la misma canción de amor.