Love is you, you and me.
Love is knowing we can be.
jueves, octubre 20, 2011
lunes, octubre 03, 2011
Mis angelitos.
Cuando la gente me pregunta por qué estoy obsesionada con los ángeles, la verdad es que no puedo darles una explicación razonable, ni siquiera sé por dónde empezar la mayoría de las veces. Si me pusiera a pensar más detenidamente, podría hasta admitir que ni yo misma sé de dónde surgió, ni cómo, ni cuándo, mucho menos por qué.
Seguramente me tratarían de loca, o de una pobre joven con demasiada imaginación y tiempo libre, si les dijera que nací entre el día en que se celebran los santos de Miguel, Gabriel y Rafael y el día de los ángeles custodios; o que mi marca de nacimiento en el brazo tiene forma de ala. Además, ¿no es que todos los bebés pueden ver ángeles? ¿no es que todos ellos hacen gorgoritos mientras miran los rincones? No es algo con lo cual alarmarse.
Si tuviera que defenderme, al menos podría decir que mis paredes no están llenas de santitos, o figuritas, o lo que fuera; la verdad, es que no soporto las estatuas (de tamaño mediano hacia arriba), menos aún cuando las iglesias están sobresaturadas de ellas. ¡Qué decir de las pinturas! Algo que debo confesar: Si me hicieran entrar a la Capilla Sixtina, no duraría ni dos segundo y ya estaría corriendo en busca de escape.
En fin, ¡creo que me he desviado del tema! Todo podría pasar como simples anécdotas si no fuera porque he visto cosas, he oído y también he sido llamada. Y cuando te llaman, no puedes hacer menos que responder. No es un detalle menor contar estas cosas porque han sido buenos, porque a lo largo de mis diecinueve años de vida me he visto rodeada de ángeles con alas y sin ellas, he visto miradas en la calle llenas de luz, he sido testigo de cosas que ni siquiera yo misma me puedo explicar.
Y por eso no espero que me comprendan, o que compartan lo que yo pienso.
Sólo quiero darle a ellos las gracias.
Seguramente me tratarían de loca, o de una pobre joven con demasiada imaginación y tiempo libre, si les dijera que nací entre el día en que se celebran los santos de Miguel, Gabriel y Rafael y el día de los ángeles custodios; o que mi marca de nacimiento en el brazo tiene forma de ala. Además, ¿no es que todos los bebés pueden ver ángeles? ¿no es que todos ellos hacen gorgoritos mientras miran los rincones? No es algo con lo cual alarmarse.
Si tuviera que defenderme, al menos podría decir que mis paredes no están llenas de santitos, o figuritas, o lo que fuera; la verdad, es que no soporto las estatuas (de tamaño mediano hacia arriba), menos aún cuando las iglesias están sobresaturadas de ellas. ¡Qué decir de las pinturas! Algo que debo confesar: Si me hicieran entrar a la Capilla Sixtina, no duraría ni dos segundo y ya estaría corriendo en busca de escape.
En fin, ¡creo que me he desviado del tema! Todo podría pasar como simples anécdotas si no fuera porque he visto cosas, he oído y también he sido llamada. Y cuando te llaman, no puedes hacer menos que responder. No es un detalle menor contar estas cosas porque han sido buenos, porque a lo largo de mis diecinueve años de vida me he visto rodeada de ángeles con alas y sin ellas, he visto miradas en la calle llenas de luz, he sido testigo de cosas que ni siquiera yo misma me puedo explicar.
Y por eso no espero que me comprendan, o que compartan lo que yo pienso.
Sólo quiero darle a ellos las gracias.
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