Y así como se alza mi voz de una manera inusualmente confiada, como entono los sostenidos para volver mi canción un vértigo, ¿así podrías sostenerme entre tus brazos? Mientras yo canto, y es mi canto el que dicta el vaivén de nuestros pasos.
Y me giro para verte. Y nos reímos. Reímos y es la más bella armonía.
Porque somos canción.