Sí, mucho "mmm". No sé si el huracán-no-huracán me agitó o tranquilizó, pero, definitivamente, algo movió. O me moví yo y el resto solamente coincidió, como cuando los científicos locos gritan "¡ESTÁ VIVO!" mientras se ríen y los relámpagos deciden que quieren acompañar.
Es como sentirse rodeada de ozono; no sabes si los rayos vienen o se van. No sé si estoy tranquila porque sobreviví una tormenta —puede o no puede que supiera de ella— o si esta tranquilidad es nada más como ese rayo de sol entre las nubes, cuya sonrisa cálida te dice "afírmate, que esto nada más está comenzando".
Siempre he arrugado la nariz cuando alguien dice "qué feo que está el clima", no me gusta ser fatalista.
Después de todo, el agua que cae del cielo sirve para matar la sequía.