Creo que a veces simplemente tengo que volver al centro.
A la parte más cristalina de mí, la más cierta. La que nunca, nunca cambia.
A veces, sólo tengo que cerrar los ojos y dejar que la música me abrace. Nada más.
Creo que pasa que, hablar de ti te deja tan, tan vulnerable, que mientras más lo intentas, más rechazo le agarras.