Es fácil ser irónico cuando uno está enojado. Es sencillo tirar mugre al mundo sin importar lo que pase luego, porque nada parece más importante que la misma ira que invade el cuerpo, que hace que los pulmones parezcan almacenar lava hirviente hasta reventar. Es más que simple gritar hasta que ya no quede aliento, buscar un blanco para el enojo y transformar todas las cosas buenas - las que enamoran - en defectos horribles, los más feos del mundo.
Parece el mejor final, sin cuentos, sin sonrisas, sin hielo para amainar el dolor. Se ve como el final más común, más directo y sin posibilidad de vuelta atrás.
¿Qué tan difícil puede ser seguir adelante sin rencores?
A mi no me parece demasiado, porque a pesar de haberme hasta burlado de tus estados depresivos...
Aún deseo que seas feliz, no importa que no sea mi felicidad.
No me gustan los cuentos de hadas con finales felices :)
ResponderBorrarme caen mal.