Es rara la oscuridad. Y no me refiero a esa oscuridad que tanto susto da, la que pareciera arrastrarse por la espalda como unas garras frías que quieren llevarse todo lo bueno del mundo, no. Hablo de la oscuridad que llega de a poquito, suave, la que nace siendo penumbra y de a poco se vuelve ama y señora del lugar.
Esa oscuridad que te llama a cerrar los ojos, que está presente cuando tu cuerpo está tan cerquita de otro, tanto, que puedes sentir cómo tu cara se abriga con el calor de la mejilla de alguien más. Y es oscuro e inquietante, eléctrico, casi; pero la anticipación es tan intensa como la calma de saber que una mano está entrelazada a la tuya, que te acunan contra un pecho cálido y te envuelve un perfume que no es tuyo, un perfume y una nube de menta que habla de expectativas que compartes con alguien más. La oscuridad te vuelve un ciego que se intoxica con otras sensaciones: el roce de unos labios, el retumbar de un corazón, el sabor de un beso conocido, su perfume, otra vez —ay, ese perfume que al día siguiente vas a buscar en tu ropa, porque estuvieron tan cerca—.
En medio de todo —¿o es después?— te preguntas si esta oscuridad funciona como un encantamiento, si hay algo en ella que te vuelve más valiente. Al final te respondes que no importa mucho, porque hay abrazos en la luz, antes y después. Es más como que funciona como un colchón para un cuerpo cansado, una brújula para alguien que busca guía.
Porque eso es al final. De alguna forma, los labios se encuentran sin esfuerzo, se acaricia lo que hay que acariciar y se encuentra aquello que nunca estuvo perdido, pero que tampoco fue buscado. Trae ideas, como sacarse los zapatos para que tus pies, siempre tan fríos, encuentren abrigo entre las piernas de quien te abraza.
Los abrazos, en la oscuridad, son como besos en el corazón, como un fuego suave en la base del vientre.
Esta oscuridad es rara porque sin ser tangible, cobija a quienes duermen juntos y se acurrucan en una pseudo cama improvisada. Auspicia besos dulces. Llega y se va dejando dos personas que de a poco abren los ojos y se sonríen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Está comprobado* que dejar comentarios es bueno para la salud; mejora la digestión y disminuye el riesgo de sufrir paros cardíacos.
*Nᴏ, ɴᴏ ᴇsᴛá ᴄᴏᴍᴘʀᴏʙᴀᴅᴏ, ᴇs ᴜɴᴀ ᴠɪʟ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀ ᴘᴀʀᴀ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴇɴ ʟᴏs ᴘᴏsᴛ. Sɪ ᴀ ᴜsᴛᴇᴅ ʟᴇ ᴅᴀ ᴜɴ ᴘᴀʀᴏ ᴄᴀʀᴅɪᴀᴄᴏ ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀᴍᴇ, ɴᴏ ᴍᴇ ᴄᴜʟᴘᴇ, ᴛᴀᴍᴘᴏᴄᴏ ᴠᴇɴɢᴀ ᴀ ᴘᴇɴᴀʀᴍᴇ sɪ ᴇs ǫᴜᴇ sᴇ ᴍᴜᴇʀᴇ.