lunes, septiembre 28, 2020

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 Día curioso en el que supero mi marca de escritura desde 2009.

2009. Un año que recuerdo con cariño a pesar de las enormes pérdidas. Un año en que salí del algodón de la vida para sentir, sentir, sentir. Y vaya que sentí y amé y conocí y extrañé y lloré y mis palabras volaron como drenaje para cada uno de los alborotados latidos de mi corazón.

Las flores de ayer ahora son pausas. En el día más lleno de viento que recuerdo de lo que va del año, siento como si la mitad del tiempo la pasáramos congelados. En criogenia, con el cuerpo rígido, atrapado en un grito que no sabe dónde salir.

Sentir, sentir, sentir. Sentir tanto que te abruma, a veces. Hace poco mi papá me dijo que desde siempre llevo más energía que la que mi cuerpo puede acarrear, por eso me paso cayendo. Ahora que parece que toda yo es energía y el mundo mi cuerpo, sentí lo mismo por un rato y tuve que bajarle el ritmo.

Ahora, con este viento, siento que ya el mundo está volviendo a acoplarse a mi energía.


lunes, septiembre 21, 2020

La balanza.

 Creo que hace unos meses había hablado de esto.

De cómo intuyo que la gente me ve, de cómo me pone contenta sentir que me deseen bien, que se alegren por mí. Es bonito porque quiero a mucha gente.

Soy un ser de octubre y primavera, tengo esta manía de siempre tender a sacar lo mejor de mí, de nunca estar satisfecha. Desde chica. Me he dado cuenta que ni siquiera es tanto una cosa de competencia, si no de estas ganas de siempre de querer vivir una vida extraordinaria. Y para eso, siento que yo debo serlo, también.

He visto otra gente extraordinaria nacida bajo cielos similares. Les veo empujar ese límite alto, alto, entre danza, entre voz, entre bondad e infinita creación, entre profunda belleza y elegancia. No me siento tan sola en mi cruzada, y sé que seguramente sus mentes a veces están en tormenta como la mía, pero verlos desde fuera me hace poner todo en perspectiva. Es como mirar una parte de ti, un poco, en otros universos y cuerpos.

A veces me llegan retazos de cómo me veo desde fuera y me gusta mucho. A esta Catie, desde fuera, la ver brillar, la ven reflexionar, la ven luchar con pasión por lo que le parece justo. Y me late fuerte el corazón.

Me hacen recordar con mucho cariño que debo, además de quererme, ser gentil conmigo misma, porque así danzo, amo y canto más bella que nunca.

martes, septiembre 15, 2020

Septiembre.

 Tantas cosas festivas en este mes que nadie más ve.

viernes, septiembre 11, 2020

Espanto y empatía.

 Es súper sencillo desconectarse. Fácil. Sin esfuerzo.

Vivir pretendiendo que no pasa nada, que el dolor del otro es algo que puedes ignorar porque si no lo pescas, nunca se registra en tu órbita.

Cuando miro hacia atrás y pienso en la Catie de hace diez años, creo que mucha de su plenitud en ese momento tiene que ver con que estaba desconectada. Su preocupación se limitaba a un puñado de personas cuyas vidas, también, estaban bastante desprovistas de preocupaciones.

El sufrimiento, la carencia, la pobreza, todas esas cosas que su propia familia había vivido una generación atrás y contra las que había luchado incansablemente para nunca más tener que enfrentarlas, eran algo que en aquel momento sólo era racionalizado por todos como flojera, como comodidad. En la búsqueda por asomar la nariz en un poquito de dignidad, parece que las personas quedan tan traumatizadas, tan expuestas, que el costo de lograr llegar al punto en el que están es observar para siempre su propio esfuerzo como algo único y extraordinario. (Y lograble). Porque nadie les ayudó.

A los que quedan atrás, nadie les ayuda tampoco.

El camino a la empatía, como antes he dicho, es doloroso; es un montón de mirarse al ombligo y cuestionarse e incomodarse y no conformarse con el nivel de comprensión que uno tiene ahora. Es juzgarte duro cuando te acuerdas de cosas como que no querías ir al Museo de la Memoria porque te habían hecho creer un montón de mentiras y tú tampoco lo cuestionaste más allá. Es ver a tus papás, a quienes les hacían ropa con sacos de harina y que se desmayaban de hambre cuando chicos y no entender cómo es que a ellos les mintieron también si estuvieron ahí mismo.

Es sentir el nudo en la garganta y escribir porque no sabes qué más hacer con estos ojos llenos de lágrimas y el dolor profundo e infinito que casi un país entero tiene mucho miedo de recordar y sentir por sí mismo.

jueves, septiembre 03, 2020

La traición.

 ¿Evitaré cosas para no añorar?

Me enfado conmigo misma porque no sé bien qué quiero; qué es, realmente, eso que ansío tanto. ¿Qué será esa falta que me llena la garganta de papel y me transforma en seda el corazón cuando me despisto?

miércoles, septiembre 02, 2020

Más o menos a 65 ppm.

 Nunca te he pensado como mi amante

y, quizás, ya va siendo tiempo de que lo haga.


A ti te lloro, henchida en emoción. A ti dedico horas y horas de mi vida sin siquiera pensarlo dos veces. Tú prevaleces cuando lo que te acompañó se marcha una y otra vez; y ahí estás para secarme las lágrimas con besos de tétradas, armonías en terceras que flotan a un centímetro de mi corazón.

Me acoges con abrazos de sol, de agua, de susurros que sólo escuchamos las dos en lo más profundo de una fantasía. Tomas mis manos, mi voz, y la haces algo nuevo: algo tímido y esperanzador. Me besas los dedos, crudos y adoloridos, porque lo único que me importa es escucharte.

El sueño siempre te incluye, porque sin ti no tiene razón de ser, y nunca me había dado cuenta.

¿Sería tan importante aquello que quiero si tú no estuvieras ahí para hacerlo extraordinario?