miércoles, noviembre 03, 2021

El aire.

He armado esta entrada como tres veces, porque tengo sensaciones en el pecho que no sé cómo describir.

Primero se me hace el gran tema, el gran problema. Luego, al rato, decido que no es para tanto y lo borro. Pero, como un boomerang, la sensación se queda ahí: no lo suficientemente pesada para hacerme sentir del todo mal, pero sí molesta lo suficiente para distraerme de estar contenta.

Me molesta. Decido volver a escribir.

Al segundo me parece ridículo estar afectada por semejante tontería. Lo cambio a este tono de chiste.

No juzgando, me recuerda una voz en el intertanto.

Lo he verbalizado, pero parece no servir, porque no se va. Mi corazón medio inseguro, bastante obsesivo, está ahí para recordármelo y hacer que los ojos me piquen.

En retrospectiva, miro toda la situación y me da un poco de risa el cambio que va y viene. Recuerdo, también, cómo he aprendido a dejar ir la rigidez del cómo me siento, del qué debería hacer en determinados momentos, del control que a veces me atrapa y no me quiere soltar.

Del aire que está en mí, y cómo es intenso en un segundo y quieto al siguiente.

Que nada me impide flexibilizar, decidir cosas, y luego cambiar de opinión si me apetece. Nadie me está juzgando.

Nadie me está juzgando.

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*Nᴏ, ɴᴏ ᴇsᴛá ᴄᴏᴍᴘʀᴏʙᴀᴅᴏ, ᴇs ᴜɴᴀ ᴠɪʟ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀ ᴘᴀʀᴀ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴇɴ ʟᴏs ᴘᴏsᴛ. Sɪ ᴀ ᴜsᴛᴇᴅ ʟᴇ ᴅᴀ ᴜɴ ᴘᴀʀᴏ ᴄᴀʀᴅɪᴀᴄᴏ ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀᴍᴇ, ɴᴏ ᴍᴇ ᴄᴜʟᴘᴇ, ᴛᴀᴍᴘᴏᴄᴏ ᴠᴇɴɢᴀ ᴀ ᴘᴇɴᴀʀᴍᴇ sɪ ᴇs ǫᴜᴇ sᴇ ᴍᴜᴇʀᴇ.