Desenterrando entre la música que me gusta, de pronto me acordé del sountrack de Amélie. Eso me hizo recordar dos cosas: La conversación que tuve hace un tiempo con un amigo sobre cómo él sentía que Ted Lasso resumía muy bien su mundo, y yo acoté diciendo que Amélie se sentía como el mío. La otra cosa que recordé es como siempre se burlan de las cosas que aman las mujeres, y que no hablo de esa película hace mucho porque hubo un tiempo en que los hombres eran insoportables si mencionabas Amélie.
La cosa es que, si bien me enamoré de Amélie hace una mitad de vida atrás, la niña que se asoma y se esconde de vez en cuando dentro de mí sigue resonando mucho entre esos matices de rojos y naranjas cálidos y esas melodías rápidas de acordeón que adornan la transformación de lo mundano en lo extraordinario. Hace mucho, mucho tiempo atrás (de las primeras entradas de este blog, debe ser), alguien me dijo que yo era su Amélie. Me pregunto en qué matices me vería.
A pesar de esta sensación de camaradería con Amélie, siempre he sentido la vida en mármoles y rosas, en violetas suaves de atardecer. En el verde del bosque, el pasto y el deslavado de las flores.
Hoy, que por accidente cambié un poquito los colores de mi blog mientras cambiaba el widget de Goodreads, sólo dejé los colores suceder.
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*Nᴏ, ɴᴏ ᴇsᴛá ᴄᴏᴍᴘʀᴏʙᴀᴅᴏ, ᴇs ᴜɴᴀ ᴠɪʟ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀ ᴘᴀʀᴀ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴇɴ ʟᴏs ᴘᴏsᴛ. Sɪ ᴀ ᴜsᴛᴇᴅ ʟᴇ ᴅᴀ ᴜɴ ᴘᴀʀᴏ ᴄᴀʀᴅɪᴀᴄᴏ ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀᴍᴇ, ɴᴏ ᴍᴇ ᴄᴜʟᴘᴇ, ᴛᴀᴍᴘᴏᴄᴏ ᴠᴇɴɢᴀ ᴀ ᴘᴇɴᴀʀᴍᴇ sɪ ᴇs ǫᴜᴇ sᴇ ᴍᴜᴇʀᴇ.