Curioso cómo funciona esto de la tristeza.
Nunca me había dado el tiempo de analizarla —sorprendente, lo sé, considerando que mi cosa favorita parece ser sublimar—, pero ocurre que esta tristeza en particular ha sido gentil en su crueldad y me ha permitido la claridad de mente para observarla mientras me despedaza de a poco. Mientras se transforma y me lacera de maneras distintas con los días, me doy cuenta que me deja vivir: Por las mañanas, aún puedo sentir el frío en mi piel, los sueños que persigo en el abismo de mi memoria, y la terrible inquietud de saber que a lo largo del día veré cosas que alimentarán mi pena.
Camino y veo lo bello del mundo; mientras observo cómo la niebla resalta particularmente las telas de arañas en las rejas, me ataca un pensamiento y siento la punzada en el pecho. Las náuseas. Casi un segundo después, me pregunto cómo sería mejor capturar esa pequeña belleza, si con una foto o un video.
He escuchado tanta, tanta música. Música triste, música para subirme el ánimo. Música que simplemente no puedo soportar en este instante. Una vez los sollozos de la primera noche se acabaron, después de que pude rearmarme lo suficiente para que no se me llenaran los ojos de lágrimas ante la menor provocación, abrí mis oídos a los acordes y la cadencia tranquila de los tambores, el constante y firme bajo y el dulce tono de las voces de todos esos desconocidos que me arrullan.
Aquí estoy, huyendo de la virtualidad a la vez que me quedo con lo que me sirve, haciendo mi propia versión del Tíbet. Recordando a Carrie Fisher diciendo que uno tenía que volver arte su corazón roto.
¿Cómo no hacerlo, cuando puedo sentir poesía en mis lágrimas?
A veces me siento muy, muy vacía. Por ratos siento que ese vacío se va a extender para siempre y me desespero. Ese bichito de la esperanza se sigue asomando y sólo hace que me duela más el tener que tumbarlo.
Lo gracioso es que así sobrevivo un segundo, y luego un minuto, y luego una hora. Ya voy en días. Y la tristeza evoluciona y yo sigo viviendo, tratando de no juzgarme mientras la siento.
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*Nᴏ, ɴᴏ ᴇsᴛá ᴄᴏᴍᴘʀᴏʙᴀᴅᴏ, ᴇs ᴜɴᴀ ᴠɪʟ ᴍᴇɴᴛɪʀᴀ ᴘᴀʀᴀ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴇɴ ʟᴏs ᴘᴏsᴛ. Sɪ ᴀ ᴜsᴛᴇᴅ ʟᴇ ᴅᴀ ᴜɴ ᴘᴀʀᴏ ᴄᴀʀᴅɪᴀᴄᴏ ᴀ ᴘᴇsᴀʀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀᴍᴇ, ɴᴏ ᴍᴇ ᴄᴜʟᴘᴇ, ᴛᴀᴍᴘᴏᴄᴏ ᴠᴇɴɢᴀ ᴀ ᴘᴇɴᴀʀᴍᴇ sɪ ᴇs ǫᴜᴇ sᴇ ᴍᴜᴇʀᴇ.