Ella siempre fue bonita, lo sabía, estaba rodeada de amigas, iba a fiestas, se divertía. Tal vez huía de su casa, porque no era exactamente una princesa ahí, le tocaba más de Cenicienta la mayoría del tiempo. Su mejor amiga siempre fue su mamá; era la menor de la familia, la única que quedaba.
Él tuvo que ser valiente. Viajó desde lejos para buscar su vida; fue inteligente, brillante, de hecho, sus sueños le ayudaron a formar su propia historia, solito como estaba. No era de muchos amigos, es más, comunmente andaba serio y abstraído. Le gustaba pasear y mirar, aún le gusta.
Nunca compartía lo que pensaba o lo que sentía, por eso no muchos se daban cuenta de su pequeño pasatiempo.
Todas las tardes, casi religiosamente, se sentaba en una banca de la plaza a observarla sonreír.
Estaba muy consciente de que ella ni siquiera tenía una remota idea de su existencia, que ni siquiera le había visto por casualidad; curiosamente, no le importaba, después de todo, ¿qué oportunidad iba a tener él con una mujer tan bonita, tan interesante y distinta a él? No, él debía aprender a conformarse y sólo observar a aquel ángel desde lejos.
Aunque, a veces el destino quiere otras cosas, como tener amigos en común y encontrarse en la casualidad de ser presentados.
—Katty, te presento a Manuel.
Ella le saludó con un beso en la mejilla, y ambos con esa caricia se sintieron morir.
No fue fácil el tiempo siguiente. Se amaron, se ignoraron, se aproblemaron, terminaron, volvieron, los separaron, siguieron unidos, se amaron por sobre todas las cosas. Hacían magia en su pequeño mundo, donde no había más que ellos dos después de vivir tanto. ¿Qué importaba el resto? ¿Qué importaba que la mamá de ella lo echara de la casa con un sable?
Se casaron.
¿Qué importaba que los hicieran dormir separados en el espacio del matrimonio civil hasta los meses después y el casamiento por la iglesia?
¡Ni siquiera interesaba que tuvieran que comprar aceite suelto para que el sueldo les llegara hasta fin de mes!
Nada importa para los enamorados cuando pueden despertar todos los días mirándose a los ojos, escuchando un 'te amo' una vez más.
Todo, ciertamente, vale la pena cuando aún veinte años después ellos dos bailan en medio de la cocina, perdidos en su propio mundo mientras él le da besos en la frente. Porque siguen siendo uno.
Feliz aniversario, mis viejitos. ♥
miércoles, septiembre 22, 2010
viernes, agosto 27, 2010
Rêveurs.
Los soñadores a veces se sienten perdidos, opacados entre el mar de gente normal, molestados y apartados. Son contagiados por la nube gris de la monotonía que en ocasiones se confunde con el estandar, apagando la propia luz característica de ese pequeño grupo de personas felices.
A las soñadoras les gusta hacer magia, aman poder darle su toque a todo lo que les rodea, adoran el poder jactarse de hacer burbujas de colores con cada latido de sus corazones. En muchas ocasiones se sienten solas, incomprendidas y dañadas por un mundo demasiado cruel para comprender las pequeñas señales que ellas dejan en la cotidianeidad con el fin de que su mitades les sigan; más aún cuando el soñador amigo no parece llegar.
Incluso, pareciera que se apagan aún estando en presencia de sus semejantes, porque son muy sensibles, y a veces el mundo gris a su alrededor deja marcas en ellas que consiguen meterle miedo al soñar.
Pero, siempre está el soñador que abraza y da palabras de aliento, y que, por supuesto, jamás abandona a estas frágiles criaturas. Porque él comprende cómo es estar sólo, alejado e indefenso, y también conoce cómo los sueños se vuelven más coloridos al volver a creer en esta luz especial.
El soñador acoge, y ama como sólo él puede, a pesar de todo.
A las soñadoras les gusta hacer magia, aman poder darle su toque a todo lo que les rodea, adoran el poder jactarse de hacer burbujas de colores con cada latido de sus corazones. En muchas ocasiones se sienten solas, incomprendidas y dañadas por un mundo demasiado cruel para comprender las pequeñas señales que ellas dejan en la cotidianeidad con el fin de que su mitades les sigan; más aún cuando el soñador amigo no parece llegar.
Incluso, pareciera que se apagan aún estando en presencia de sus semejantes, porque son muy sensibles, y a veces el mundo gris a su alrededor deja marcas en ellas que consiguen meterle miedo al soñar.
Pero, siempre está el soñador que abraza y da palabras de aliento, y que, por supuesto, jamás abandona a estas frágiles criaturas. Porque él comprende cómo es estar sólo, alejado e indefenso, y también conoce cómo los sueños se vuelven más coloridos al volver a creer en esta luz especial.
El soñador acoge, y ama como sólo él puede, a pesar de todo.
martes, agosto 17, 2010
miércoles, julio 21, 2010
Blah.
Me consideraba yo misma más valiente, más independiente y más segura... Quién iba a decir que luego me encontraría con los ojos llenos de lágrimas por nada.
A veces uno —o tal vez sea sólamente yo, que jamás he sido demasiado normal— teme mucho cuando tiene la felicidad justo al lado, cuando puede tocarla, saborearla todos los días, o por lo menos más que la mayoría de la gente que no se conforma con nada. Y me regaño, porque al final acabo siendo igual que todos, que pido más, y más, y más... Y no me maravillo con todas las luces incomparables que ya puedo ver iluminándome la cara.
Son tan pesados los nudos en la garganta... Pasan por nada y dificultan sonreír, a veces también nublan la vista con agua antipática. No me gusta llorar.
Por lástima, he descubierto que soy una persona que cuando entrega algo, se da demasiado, dejando retazos de ella misma que no le sirven para vivir por sí sola, o aguantar compartir a las personas que sin querer deja como sus protectores al ofrecerles su propio cariño. A veces teme que se le esfumen como el viento, que se aburran de ella y sus innumerables defectos; como este mismo tan antipático, sentirse como la mierda a veces sin motivo no invita mucho a la gente a que se te acerque.
No me gusta llorar, no me gustan los estados así... Pero a veces es necesario desahogarse de alguna manera, sin importar que alguien más pueda verlo.
Tal vez así simplemente comprendan y no pregunten.
A veces uno —o tal vez sea sólamente yo, que jamás he sido demasiado normal— teme mucho cuando tiene la felicidad justo al lado, cuando puede tocarla, saborearla todos los días, o por lo menos más que la mayoría de la gente que no se conforma con nada. Y me regaño, porque al final acabo siendo igual que todos, que pido más, y más, y más... Y no me maravillo con todas las luces incomparables que ya puedo ver iluminándome la cara.
Son tan pesados los nudos en la garganta... Pasan por nada y dificultan sonreír, a veces también nublan la vista con agua antipática. No me gusta llorar.
Por lástima, he descubierto que soy una persona que cuando entrega algo, se da demasiado, dejando retazos de ella misma que no le sirven para vivir por sí sola, o aguantar compartir a las personas que sin querer deja como sus protectores al ofrecerles su propio cariño. A veces teme que se le esfumen como el viento, que se aburran de ella y sus innumerables defectos; como este mismo tan antipático, sentirse como la mierda a veces sin motivo no invita mucho a la gente a que se te acerque.
No me gusta llorar, no me gustan los estados así... Pero a veces es necesario desahogarse de alguna manera, sin importar que alguien más pueda verlo.
Tal vez así simplemente comprendan y no pregunten.
Una noche
Se me lleno de luz la noche
Y es porque yo vi nadar
Delfines en tu voz
Una vez, hablando con una amiga, no preguntamos si esa sería una metáfora que sólo los enamorados podían entender.
lunes, julio 12, 2010
Sueños de niña.
Cuando chiquita me conformaba con la alfombra de la casa para volar, con el sillón como bote para hacerme la muda y escuchar a los pececitos susurrar "¡Bésala!"; incluso, podía hacer como que mi pequeño estante era la biblioteca magnífica de un castillo. Tan sólo tenía que mirar a la nada para encontrar al príncipe de turno sonriéndome.
Con el tiempo, todos esos juego nada más se volvieron lindos recuerdos. Aún danzaba medio soñadora por la casa cuando quedaba sola y podía poner mis canciones de niña en la radio. Me gustaba sentarme, cerrar los ojos y evocar las imágenes que más me hacían volar; ya no era la princesa, pero daba igual.
Tampoco estaba buscando a los príncipes ya.
Por eso, me tomó por sorpresa cuando llegó sin aviso este individuo sin caballo, sin castillo y sin corona, pero con más alma de príncipe que cualquiera. Y me eligió a mí, como su princesa.
Puedo escribir esto simplemente porque quiero, porque soy feliz todos los días.
Con el tiempo, todos esos juego nada más se volvieron lindos recuerdos. Aún danzaba medio soñadora por la casa cuando quedaba sola y podía poner mis canciones de niña en la radio. Me gustaba sentarme, cerrar los ojos y evocar las imágenes que más me hacían volar; ya no era la princesa, pero daba igual.
Tampoco estaba buscando a los príncipes ya.
Por eso, me tomó por sorpresa cuando llegó sin aviso este individuo sin caballo, sin castillo y sin corona, pero con más alma de príncipe que cualquiera. Y me eligió a mí, como su princesa.
Puedo escribir esto simplemente porque quiero, porque soy feliz todos los días.
miércoles, julio 07, 2010
miércoles, mayo 26, 2010
26
Ella supo que era su alma gemela cuando no tuvo que pedirle que soñara a su lado, porque él se le adelantó y se lo pidió antes, ayudándole incluso a tener lindos sueños.
Más aún, supieron que tenían que estar juntos para siempre cuando ya no necesitaron soñar más porque parecía que la realidad no podía ser superada ni por las ensoñaciones más bellas.
Gracias por existir y quedarte a mi lado este año, y los que se vienen. ♥
Más aún, supieron que tenían que estar juntos para siempre cuando ya no necesitaron soñar más porque parecía que la realidad no podía ser superada ni por las ensoñaciones más bellas.
Gracias por existir y quedarte a mi lado este año, y los que se vienen. ♥
domingo, mayo 23, 2010
sábado, abril 24, 2010
Fail.
El problema es que ambos necesitaban amarse sin decirlo, con máscaras, ocultos en las profundidades de su corazones y sin que ni siquiera ellos mismos se enteraran de sus sentimientos; no porque fuera malo, sino porque era nuevo y en cierto modo hasta peligroso.
Iban y venian en el mismo juego, escondidos, murmurando bajito palabras de amor que no eran exactamente —pero al mismo tiempo sí— para ellos, hasta que el telón bajó y sólo quedaron atrás los actores que se suponía sólo tenían que despedirse hasta la próxima función ¿Pero qué pasaba si querían actuar para ellos mismo, o simplemente usarlo como excusas?
Pasa el tiempo y ya no hacen espectáculo para nadie, ni siquiera para ellos. Y las máscaras ya no son más necesarias.
La función tiene que acabar algún día.
Iban y venian en el mismo juego, escondidos, murmurando bajito palabras de amor que no eran exactamente —pero al mismo tiempo sí— para ellos, hasta que el telón bajó y sólo quedaron atrás los actores que se suponía sólo tenían que despedirse hasta la próxima función ¿Pero qué pasaba si querían actuar para ellos mismo, o simplemente usarlo como excusas?
Pasa el tiempo y ya no hacen espectáculo para nadie, ni siquiera para ellos. Y las máscaras ya no son más necesarias.
La función tiene que acabar algún día.
lunes, abril 12, 2010
Las curiosas situaciones de la vida.
Y es en ese momento —aunque no te pertenezca—, cuando sientes como su cabecita cae rendida sobre tu hombro mientras tú procuras no hacerle daño a ese tesorito tan pequeño, frágil y dulce; en aquel instante, cuando una sonrisita llega de unos ojos tiernos que te miran con interés (por algo tan simple como que las ligas de tus frenillos sean de un color feliz)... Ahí es cuando te das cuenta que siempre ha sido para ti, que cuando le dabas pastillitas de chocolate a tus vecinitos a los cuatro años y les decías que eso les iba a curar todos los males era porque trece años después ibas a saltar cuando te dieran un papelito que te daba la felicidad de una semana.
Los niños dan vida, y eso —para mí—, es pura magia; de la que ya apenas queda.
Los niños dan vida, y eso —para mí—, es pura magia; de la que ya apenas queda.
viernes, abril 09, 2010
Fuck.
El último trocito de espacio que me quedaba, pero ya no. También está ocupado.
Ya nada es mío por completo, aunque suene egoísta... Pero era magia para mí.
Ya nada es mío por completo, aunque suene egoísta... Pero era magia para mí.
sábado, abril 03, 2010
viernes, abril 02, 2010
miércoles, marzo 24, 2010
La muñequita, el ángel y el bosque.
"—Es una de las cosas de las que me di cuenta anoche, te has metido dentro de mi corazón...
— ¿Has llorado por eso?... Ahora estamos metidos en un problema... Estás adentro también."
El destino trabaja de maneras curiosas; nunca se sabe qué te va a tocar, cuándo y por qué. A veces, incluso, pareciera que no tiene meta en sí, y tan sólo le gusta jugar con uno hasta que se le ocurre algo más que hacer.
"— ¿Pánico? ¿Por qué deberías tener pánico?
—Olvídalo. Pienso en exceso, ya deberías saberlo.
—Me preocupa que esos pensamientos te lleven a decisiones precipitadas y tontas...
—Jamás hago algo sin pensarlo, y mucho menos si no es lo correcto según mi criterio.
—Eso es lo que me preocupa... Tu criterio."
En muchas ocasiones —como buen juguete—, no sabemos qué es lo que nuestro amo hará con nosotros, e incluso nos parece que todo va bien hasta que la muñequita de cristal que se andaba columpiando en un árbol es lanzada junto a los soldaditos en la bomba atómica ¿Por qué? Ni idea, a veces dicen que la vida es cruel.
"— ... ¿Te preocupa que me vaya?
—Ni te imaginas..."
Por mucho que queramos, no podemos ser dueños de la situación cuando los eventos desafortunados se desencadenan. Podemos influir en ellas, sí, pero nada nos asegura que nuestras decisiones sean las correctas o si nos causarán daño en un futuro cercano o lejano. Llega a ser increíble incluso cómo después de la pequeña tormenta todo se apacigua y parece que las cosas retoman su curso normal.
"—Buenas noches, hasta mañana. Te quiero."
Pero...
BANG!
Sin esperarlo, se cae el castillo de naipes y todo se apaga... Literalmente, en mi caso.
"—Lo mejor será que yo me vaya.
—¿Por qué?
—Tú sabes por qué."
Y el pánico ataca. El corazón se acelera por el miedo, los ojos se llenan de lágrimas y parece que la vida ha perdido todo sentido posible.
Y aún no se va.
"—Yo ya no puedo, ni siquiera me lo puedo imaginar...
—Hay que ser claros ¿Qué pasará si en unos meses termino amándote? ¿Cómo vamos a hacer? ¿Qué vas a hacer tú?"
Hay cosas que pueden verse, otras que no, algunas más que hacen mucho daño para revivirlas. A pesar de todo, al final la muñequita es rescatada maltrecha y llena de rasguños por el ángel, quien se preocupa de curarle todas las heridas hasta que el cristal vuelva a brillar en todo su esplendor.
Es verdaderamente curioso como obra el destino... Y como una semana de completa oscuridad puede dar paso luego a la luz cegadora y cálida del futuro, lleno de amor.
" Tú: Un año, ¿tan rápido?
Yo: Un año... Eso veía.
Tú: Es increíble que ya haya pasado un año. DD:
...
Aw, te amo.
Yo: ¡Yo también te amo! "
— ¿Has llorado por eso?... Ahora estamos metidos en un problema... Estás adentro también."
El destino trabaja de maneras curiosas; nunca se sabe qué te va a tocar, cuándo y por qué. A veces, incluso, pareciera que no tiene meta en sí, y tan sólo le gusta jugar con uno hasta que se le ocurre algo más que hacer.
"— ¿Pánico? ¿Por qué deberías tener pánico?
—Olvídalo. Pienso en exceso, ya deberías saberlo.
—Me preocupa que esos pensamientos te lleven a decisiones precipitadas y tontas...
—Jamás hago algo sin pensarlo, y mucho menos si no es lo correcto según mi criterio.
—Eso es lo que me preocupa... Tu criterio."
En muchas ocasiones —como buen juguete—, no sabemos qué es lo que nuestro amo hará con nosotros, e incluso nos parece que todo va bien hasta que la muñequita de cristal que se andaba columpiando en un árbol es lanzada junto a los soldaditos en la bomba atómica ¿Por qué? Ni idea, a veces dicen que la vida es cruel.
"— ... ¿Te preocupa que me vaya?
—Ni te imaginas..."
Por mucho que queramos, no podemos ser dueños de la situación cuando los eventos desafortunados se desencadenan. Podemos influir en ellas, sí, pero nada nos asegura que nuestras decisiones sean las correctas o si nos causarán daño en un futuro cercano o lejano. Llega a ser increíble incluso cómo después de la pequeña tormenta todo se apacigua y parece que las cosas retoman su curso normal.
"—Buenas noches, hasta mañana. Te quiero."
Pero...
BANG!
Sin esperarlo, se cae el castillo de naipes y todo se apaga... Literalmente, en mi caso.
"—Lo mejor será que yo me vaya.
—¿Por qué?
—Tú sabes por qué."
Y el pánico ataca. El corazón se acelera por el miedo, los ojos se llenan de lágrimas y parece que la vida ha perdido todo sentido posible.
Y aún no se va.
"—Yo ya no puedo, ni siquiera me lo puedo imaginar...
—Hay que ser claros ¿Qué pasará si en unos meses termino amándote? ¿Cómo vamos a hacer? ¿Qué vas a hacer tú?"
Hay cosas que pueden verse, otras que no, algunas más que hacen mucho daño para revivirlas. A pesar de todo, al final la muñequita es rescatada maltrecha y llena de rasguños por el ángel, quien se preocupa de curarle todas las heridas hasta que el cristal vuelva a brillar en todo su esplendor.
Es verdaderamente curioso como obra el destino... Y como una semana de completa oscuridad puede dar paso luego a la luz cegadora y cálida del futuro, lleno de amor.
" Tú: Un año, ¿tan rápido?
Yo: Un año... Eso veía.
Tú: Es increíble que ya haya pasado un año. DD:
...
Aw, te amo.
Yo: ¡Yo también te amo! "
jueves, marzo 04, 2010
El pasado, pisado.
Al final, el aquí y el ahora es lo realmente importante.
{ ¿de qué sirve enfadarme o sentirme incómoda por cosas que ya no son así?
sábado, febrero 06, 2010
Gracias, simplemente.
Sabes que eres feliz cuando hacer cosas tontas te produce un calor especial en el corazón, tan sólo por la persona que está contigo en ese momento.
miércoles, enero 27, 2010
martes, enero 26, 2010
domingo, enero 17, 2010
Mis mellizos favoritos.
De verdad que podría decirles muchas cosas...
Podría contarles lo mucho que ambos han calado en mí, cómo me han hecho cambiar y la manera en que han puesto mi mundo de cabeza en más de un sentido. No es difícil evocar en mi memoria una de las múltiples veces que no dormí para quedarme hablando con alguno de ustedes dos, los momentos en que quería incendiar cada uno de los teléfonos de mi casa o romper mi computadora a patadas porque no me dejaban verles. Sé que han hecho sacrificios tan grandes como los míos, y que no dudarían ni un sólo momento en estar a mi lado si las circunstacias así lo facilitaran; como yo.
A veces me da por preguntarme por qué nacimos tan separados —o por lo menos yo, tan lejos—; no puedo concebir
una razón realmente buena para que me hayan tirado a la cresta del mundo cuando dos pedacitos de mi corazón están separados de mí. Una de mis teorías es el hecho de que soy lo suficientemente tonta como para equivocarme de sitio al nacer y no encontrar a mis amigos hasta dieciseis años después; es razonable. Bastante de hecho.
He reído con ustedes, he llorado, me han dado ganas de cortarme las venas o de saltar en mi pie sano con el simple hecho de hablar trivialidades con ambos. Han estado ahí en cada momento en que los he necesitado de la manera que sea, y nunca han dejado de tenderme una mano cuando lo necesito.
Podría decirles muchas cosas...
Pero no puedo más que recordarles que los adoro con toda mi alma y que espero que pasen un muy feliz cumpleaños.
Y dar gracias, por supuesto, por el día hace diecinueve años en que nacieron dos luces que iluminan cada uno de mis días. ♥
Podría contarles lo mucho que ambos han calado en mí, cómo me han hecho cambiar y la manera en que han puesto mi mundo de cabeza en más de un sentido. No es difícil evocar en mi memoria una de las múltiples veces que no dormí para quedarme hablando con alguno de ustedes dos, los momentos en que quería incendiar cada uno de los teléfonos de mi casa o romper mi computadora a patadas porque no me dejaban verles. Sé que han hecho sacrificios tan grandes como los míos, y que no dudarían ni un sólo momento en estar a mi lado si las circunstacias así lo facilitaran; como yo.
A veces me da por preguntarme por qué nacimos tan separados —o por lo menos yo, tan lejos—; no puedo concebir
una razón realmente buena para que me hayan tirado a la cresta del mundo cuando dos pedacitos de mi corazón están separados de mí. Una de mis teorías es el hecho de que soy lo suficientemente tonta como para equivocarme de sitio al nacer y no encontrar a mis amigos hasta dieciseis años después; es razonable. Bastante de hecho.
He reído con ustedes, he llorado, me han dado ganas de cortarme las venas o de saltar en mi pie sano con el simple hecho de hablar trivialidades con ambos. Han estado ahí en cada momento en que los he necesitado de la manera que sea, y nunca han dejado de tenderme una mano cuando lo necesito.
Podría decirles muchas cosas...
Pero no puedo más que recordarles que los adoro con toda mi alma y que espero que pasen un muy feliz cumpleaños.
Y dar gracias, por supuesto, por el día hace diecinueve años en que nacieron dos luces que iluminan cada uno de mis días. ♥
viernes, enero 08, 2010
sábado, enero 02, 2010
L'avenir est comme le soleil.
Ninguno de los dos lo sabe, pero la mayoría del tiempo ambos se la pasan pensando en lo maravilloso que es estar en ese ahi.
En ese ahora.
Parece tan lejano que ambos se ríen cuando recuerdan lo complicado que se veía llegar hasta aquel punto.
Ella todavía se siente tonta y se ruboriza al recordar tantas noches en vela, tantas llantinas, tantas veces en que la nariz parecía un grifo sin control. Además, le da no-sé-qué recordar el vacío constante, el hueco en su cama que estaba guardado para alguien que merecía —más que nadie— estar ahí.
Él... Bueno, él no se ríe tanto cuando se acuerda de la terrible sensación de estar y no estar con ella en esos momentos; de ni siquiera poder rodearle entre sus brazos y susurrarle al oído que todo estaba bien, que estaba ahí para que no se sintiera sola.
Ella trata de disimularlo, pero la segunda cosa que más mira es el anillo que rodea su dedo anular con el nombre de él grabado.
A veces simplemente pasan horas mirándose, jugueteando con las manos y haciéndose morisquetas porque en el fondo son nada más que dos niños con demasiada felicidad para mantenerla dentro del cuerpo. Aunque, de vez en cuando, se ve un manchón de largo cabello castaño muy oscuro y una sonrisa con hoyuelos que grita "¡Alcánzame!" mientras parte a correr (sin mucho éxito, porque o él le altrapa a los dos pasos entre risas o ella se da de frentón en el suelo por tonta).
Él no para de decirle que es bonita, porque a pesar de todo el tiempo que ha pasado, ella sigue poniendo cara medio incrédula cuando le escucha.
Cuando uno de los dos toca la guitarra —o el piano—, el otro se encarga de dar propinas de leche condensada o pan con queso (los besos no cuentan, pero eso no es asunto para hablar ahora). No tienen que pelearse por las canciones ni por quién canta, porque pasaron tanto tiempo peleando por oírse las voces que cuando él habla, ella calla porque su sonido favorito en todo el universo es la risa de los ángeles; y visceversa.
'Luna de Miel' para ellos no es un término que define un viaje de ensueño a Londres, Venecia o París. En especial para esas dos personitas, partió en el momento en el que por fin el chocolate fue bañado por la dulzura de la miel y el sol. Como siempre debió ser.
Y, para cualquiera es curioso que después de tanto tiempo, sigan tarareando la misma canción de amor.
En ese ahora.
Parece tan lejano que ambos se ríen cuando recuerdan lo complicado que se veía llegar hasta aquel punto.
Ella todavía se siente tonta y se ruboriza al recordar tantas noches en vela, tantas llantinas, tantas veces en que la nariz parecía un grifo sin control. Además, le da no-sé-qué recordar el vacío constante, el hueco en su cama que estaba guardado para alguien que merecía —más que nadie— estar ahí.
Él... Bueno, él no se ríe tanto cuando se acuerda de la terrible sensación de estar y no estar con ella en esos momentos; de ni siquiera poder rodearle entre sus brazos y susurrarle al oído que todo estaba bien, que estaba ahí para que no se sintiera sola.
Ella trata de disimularlo, pero la segunda cosa que más mira es el anillo que rodea su dedo anular con el nombre de él grabado.
A veces simplemente pasan horas mirándose, jugueteando con las manos y haciéndose morisquetas porque en el fondo son nada más que dos niños con demasiada felicidad para mantenerla dentro del cuerpo. Aunque, de vez en cuando, se ve un manchón de largo cabello castaño muy oscuro y una sonrisa con hoyuelos que grita "¡Alcánzame!" mientras parte a correr (sin mucho éxito, porque o él le altrapa a los dos pasos entre risas o ella se da de frentón en el suelo por tonta).
Él no para de decirle que es bonita, porque a pesar de todo el tiempo que ha pasado, ella sigue poniendo cara medio incrédula cuando le escucha.
Cuando uno de los dos toca la guitarra —o el piano—, el otro se encarga de dar propinas de leche condensada o pan con queso (los besos no cuentan, pero eso no es asunto para hablar ahora). No tienen que pelearse por las canciones ni por quién canta, porque pasaron tanto tiempo peleando por oírse las voces que cuando él habla, ella calla porque su sonido favorito en todo el universo es la risa de los ángeles; y visceversa.
'Luna de Miel' para ellos no es un término que define un viaje de ensueño a Londres, Venecia o París. En especial para esas dos personitas, partió en el momento en el que por fin el chocolate fue bañado por la dulzura de la miel y el sol. Como siempre debió ser.
Y, para cualquiera es curioso que después de tanto tiempo, sigan tarareando la misma canción de amor.
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