It has not been for lack of trying.
miércoles, diciembre 29, 2021
miércoles, diciembre 22, 2021
El salto.
Al final no seguí.
Me dio flojera, me centré en otras cosas, me puse a pensar.
Las sensaciones no se van; mutan, se apagan por momentos, pero no se van. Este año, quizás, por aferrarme a cosas que me divierten, que me hacen sentir de forma intensa, también me he hecho daño de forma intensa. Lo he mantenido porque me cuesta soltar, porque en mi idealización vivo con la esperanza de que la fantasía en mi cabeza ocurra.
Hoy, a pocos días de que finalice el año, estoy tratando de ser más honesta y cuidarme. Quizás no voy a tener gente quedándose dormida junta, bailando September mientras se enamoran (de sólo pensarlo se me llenan los ojos de lágrimas), pero voy a tener tranquilidad, o eso espero. No voy a sentir patadas en el estómago cada vez que doy mucho y espero que me den lo mismo, cada vez que soy injusta en mis exigencias para otras personas.
Puede que me vuelva de esa gente que sube al cerro como hobbie y ya, pero, espero estar más tranquila. Es todo lo que pido.
domingo, diciembre 19, 2021
viernes, diciembre 17, 2021
Este aparatito llamado corazón.
A veces eres tan no-chill. Y como si nada, después, eres más estoico que una piedra.
¿Cuáles serán los pensamientos que logran taladrar algo de sentido a tu palpitar?
miércoles, diciembre 15, 2021
Gasp.
Oye, qué cuático esto de sentir cosas a un nivel de sensaciones, no saber ponerle nombres, describirlas con pena y luego saber que hay una razón para eso.
Y hay más de mí de lo que podría pensar. Siempre, siempre hay más de mí.
Hay calma.
martes, diciembre 14, 2021
El mapa sin destino.
Y sin origen, porque nunca he sido de echar raíces.
Soy más de decir que me voy, esperando que me pidan que me quede, pero, ¿cuántas más cosas injustas voy a pedirle a las personas?
lunes, diciembre 13, 2021
Acostumbrarse al rechazo.
Acostumbrarse al rechazo. Huh, tremendísimas palabras.
Les he estado dando vueltas un montón, porque me lo aconsejaron y ahora que lloro de nuevo se me vienen inevitablemente a la cabeza.
Suena fuertemente a derrota. A tirar toallas. A, de nuevo, quitarle un poco más de magia y esperanza al mundo. Suena, penosamente, a conformarme.
Acostumbrarse al rechazo, porque a veces la atención no es suficiente, la bondad no es suficiente, el amor no es suficiente. Y no es mi culpa, ni la de nadie, en realidad. El mundo está hecho de esta forma fea y cruel, donde hay que esconder el interés o, mejor, no sentirlo así, tan fuerte, y mantener las opciones abiertas.
Cuando lloro porque tengo que acostumbrarme al rechazo, no lo hago por la situación puntual que me desató las lágrimas. Lo hago por la de antes. Y la de antes.
Puedo tener muchas patas en mi silla para no caerme, pero mi corazón es otra cosa; si aún no me acostumbro, me aterra pensar cuántos rechazos me hacen falta para alcanzar esa insensibilidad.
Acostumbrarse al rechazo me hace pensar en alguien que no conozco, que no soy, y que no sé si voy a reconocer si le logro materializar en existencia.
miércoles, diciembre 08, 2021
martes, diciembre 07, 2021
sábado, diciembre 04, 2021
jueves, diciembre 02, 2021
Entre mimos y endorfinas.
Quisiera tener claridad de las cosas que siento, de cómo me comporto. De cómo lo que hago o digo repercute en otros lo quiera o no.
Quisiera, al mismo tiempo, no tener que pensarlo en lo absoluto. Perderme en un bosque—como lo he dicho tantas veces— y no tener que ver una cara humana más en lo que me resta de vida.
Es tan complicado esto de que las cosas te importen a un nivel tan fuerte. Me da rabia conmigo misma, luego me acuerdo de que no tengo que juzgarme, luego, también, recuerdo que la misma persona que dijo que no tenía que juzgarme también me dijo que intentara ampliar mis horizontes e insensibilizarme al no ser elegida.
Y me gustaría, de verdad, puedo ver por qué me lo dice. Pero no sé cómo.
Así que sólo me queda llorar cuando me siento así, avivada un poco por las hormonas de las tres semanas antes de la regla. Llorar, sentirlo, dejarlo pasar hasta la siguiente vez.
Pero ahora no lloro sola, hay gente que me elige, siempre. También, entre el dolor de los músculos, se me olvida un rato.
Quisiera dejar de sentir esto, pero si no se va, supongo que podría estar peor.
martes, noviembre 30, 2021
domingo, noviembre 14, 2021
viernes, noviembre 12, 2021
La frase, como un "pop" en mi cabeza.
Ese es el asunto, ¿no? Que nadie puede guardar mis pasiones, mis pensamientos, mi amor, como yo lo hago. Nadie tiene el cuidado, la misma delicadeza y detalle que yo.
Y me dan ganas de darme un besito en la mejilla, porque vaya que le pongo empeño.
jueves, noviembre 04, 2021
El pecado de no saber no querer.
Comprenderlo no lo hace más fácil; saber que lo que pides al resto no es justo, tampoco. Lo único que te ataca es una culpa que no es tuya: porque nadie te está diciendo que no eres suficiente, nadie NO te está eligiendo, porque nadie, tampoco, está buscándote.
Y no hay responsables a quien culpar.
Entonces, te quedas con la frustración, la rabia, y un corazón que se aferra a la más mínima muestra de atención.
miércoles, noviembre 03, 2021
El aire.
He armado esta entrada como tres veces, porque tengo sensaciones en el pecho que no sé cómo describir.
Primero se me hace el gran tema, el gran problema. Luego, al rato, decido que no es para tanto y lo borro. Pero, como un boomerang, la sensación se queda ahí: no lo suficientemente pesada para hacerme sentir del todo mal, pero sí molesta lo suficiente para distraerme de estar contenta.
Me molesta. Decido volver a escribir.
Al segundo me parece ridículo estar afectada por semejante tontería. Lo cambio a este tono de chiste.
No juzgando, me recuerda una voz en el intertanto.
Lo he verbalizado, pero parece no servir, porque no se va. Mi corazón medio inseguro, bastante obsesivo, está ahí para recordármelo y hacer que los ojos me piquen.
En retrospectiva, miro toda la situación y me da un poco de risa el cambio que va y viene. Recuerdo, también, cómo he aprendido a dejar ir la rigidez del cómo me siento, del qué debería hacer en determinados momentos, del control que a veces me atrapa y no me quiere soltar.
Del aire que está en mí, y cómo es intenso en un segundo y quieto al siguiente.
Que nada me impide flexibilizar, decidir cosas, y luego cambiar de opinión si me apetece. Nadie me está juzgando.
Nadie me está juzgando.
viernes, octubre 29, 2021
Un par de lagrimitas.
¿Honestamente? Ni yo sé qué estoy buscando con estas expectativas tan grandes, pero mi mente tiene metido el fantasear como la memoria muscular más molesta.
jueves, octubre 21, 2021
Percepción.
Creo que me gusta el riesgo de dejar secretos a simple vista sabiendo que nadie los va a encontrar, porque nadie realmente los busca.
¿Pero qué hacer si alguien se tropieza sin querer con esos secretos?
miércoles, septiembre 22, 2021
A ti, la personita de hace dos meses atrás.
¿Cómo estás? Te cuento que hoy hace sol, pero está fresquito como esos típicos días de septiembre.
Partió la primavera y los pájaros cantan en una de las esquinitas de esta habitación desde donde te escribo. Te sorprenderá saber que hoy me levanté temprano, pero no para trabajar. Más tarde, al atardecer, voy a estar haciendo otra cosa que te sorprenderá.
Misterioso, ¿no? Ya entiendo por qué es tan críptica la gente del futuro.
El fin de semana, mientras viajaba de un lado a otro, vi las flores en el camino. A cada lado, de un naranja espectacular. La gente —y yo— sabe que es maleza, pero el color es tan bonito que sólo puedo ver una alfombra elegante bajo mis pies. Creo que estoy medio alérgica, o quizás me pilló un resfriado por primera vez luego de dos años. Hay mucho viento, así que es muy probable que las esporitas anden volando por ahí.
¿Te lo puedes imaginar? Creo que lo he descrito muy plácido, y puede que se deba a que es así como me siento.
Estoy tranquila, acompañada. Sonrío todos los días, hago cosas. Escribo.
Ayer fui testigo de dos personas bailando September mientras se enamoraban. Fue bonito de leer, si sabes a lo que me refiero.
Ya no hay dolor, si eso es lo que te preocupa. Hay algo así como nostalgia, o la frustración de un final a medias. ¿Lo mejor? Es que sabes con absoluta certeza que nada fue culpa tuya, que no es tu culpa amar bonito, ver la vida con dulzura y entregar todo tu corazón.
Hoy, bonita, puedo decirte con total certeza que era cierto. Sí vas a estar bien.
viernes, septiembre 03, 2021
martes, agosto 31, 2021
31.
Y, a pesar de todo, sobrevives.
Te llegan los martillazos, el llanto desgarrador, las náuseas, la pérdida de estabilidad una y otra y otra vez. La vida cuesta arriba. Eres Sísifo y la piedra a la vez.
Pero te canta el día, te arrullan las noches. Te consuelan las palabras y los abrazos. La vida, también, te da un pequeño vistazo de lo que puede llegar a ser.
Y sobrevives.
martes, agosto 17, 2021
domingo, agosto 15, 2021
Lana.
Sube, baja, se mete por un recoveco y otro. Desatas un nudo y te aparecen dos más.
Igual que una madeja enredada, pero nadie dijo que las emociones venían rotuladas.
sábado, agosto 14, 2021
martes, agosto 10, 2021
Crossroads.
Qué curioso es estar en encrucijadas cuando se supone que tienes una decisión. Sabes super bien lo que quieres; distinto a lo que sueñas y distinto a lo que vas a hacer. Después de llorar y llorar, algo tienes que hacer, porque quedarte como estás no es una opción.
Tu determinación se solidifica con los días a pesar de la tristeza. Lo que vas a hacer cobra sentido en vista de lo que has ido observando; lo que sueñas, cada vez más lejos de las puntas de tus dedos.
Entre esto, señales. No las que buscas, pero señales muy claras al fin y al cabo que te parecen direccionar más hacia lo que quieres que a lo que vas a hacer.
Y tú, dos semanas desde que dejaste de creer en las señales.
domingo, agosto 08, 2021
sábado, agosto 07, 2021
jueves, julio 29, 2021
Les jours tristes.
Curioso cómo funciona esto de la tristeza.
Nunca me había dado el tiempo de analizarla —sorprendente, lo sé, considerando que mi cosa favorita parece ser sublimar—, pero ocurre que esta tristeza en particular ha sido gentil en su crueldad y me ha permitido la claridad de mente para observarla mientras me despedaza de a poco. Mientras se transforma y me lacera de maneras distintas con los días, me doy cuenta que me deja vivir: Por las mañanas, aún puedo sentir el frío en mi piel, los sueños que persigo en el abismo de mi memoria, y la terrible inquietud de saber que a lo largo del día veré cosas que alimentarán mi pena.
Camino y veo lo bello del mundo; mientras observo cómo la niebla resalta particularmente las telas de arañas en las rejas, me ataca un pensamiento y siento la punzada en el pecho. Las náuseas. Casi un segundo después, me pregunto cómo sería mejor capturar esa pequeña belleza, si con una foto o un video.
He escuchado tanta, tanta música. Música triste, música para subirme el ánimo. Música que simplemente no puedo soportar en este instante. Una vez los sollozos de la primera noche se acabaron, después de que pude rearmarme lo suficiente para que no se me llenaran los ojos de lágrimas ante la menor provocación, abrí mis oídos a los acordes y la cadencia tranquila de los tambores, el constante y firme bajo y el dulce tono de las voces de todos esos desconocidos que me arrullan.
Aquí estoy, huyendo de la virtualidad a la vez que me quedo con lo que me sirve, haciendo mi propia versión del Tíbet. Recordando a Carrie Fisher diciendo que uno tenía que volver arte su corazón roto.
¿Cómo no hacerlo, cuando puedo sentir poesía en mis lágrimas?
A veces me siento muy, muy vacía. Por ratos siento que ese vacío se va a extender para siempre y me desespero. Ese bichito de la esperanza se sigue asomando y sólo hace que me duela más el tener que tumbarlo.
Lo gracioso es que así sobrevivo un segundo, y luego un minuto, y luego una hora. Ya voy en días. Y la tristeza evoluciona y yo sigo viviendo, tratando de no juzgarme mientras la siento.
martes, julio 27, 2021
jueves, julio 22, 2021
♥ Venus. ♥
Qué rabia ser traicionada por mi propio corazón.
Que la cosa que más he ansiado, con la que he soñado desde que tengo memoria no pueda ser posible porque acabé siendo una planta carnívora en lugar de espuma de mar.
Que, al final, sea mi mayor enemiga y tenga que derrotarme a mí misma para amar bien.
Lo sé hace tiempo. Lo miraba así, de lejos, porque era una realidad de esas que a uno le gusta ignorar con la inocente esperanza de que se solucionen solas.
Si miro hacia atrás, sin embargo, el caminito de migas guía siempre hacia el mismo lugar. La evidencia es contundente; las fantasías y la creatividad, infinita. Es muy, muy difícil tener un espíritu que guía hacia el amor al mismo tiempo que se la pasa aterrado por la posibilidad de perder.
La venus atrapamoscas, exquisita y tentadora, nunca se cansa de alimentarse. Permanece ahí, invitando a las moscas a un destino poco alentador.
Saturno.
Ay, ay, ay. Ay.
Quería plasmar aquí lo que me pasa, lo que me aqueja, lo que me acongoja.
Pero es tanto. Tanto, tanto. Tanto que pareciera que llevo meses con el nudo en la garganta. Tanto, que mis días se miden en cuánto me duele el corazón, en cuánto debo dejar atrás. En cuál será el sueño infantil que tengo que posponer esta vez.
Las explicaciones que le doy a esto son muchas: El crecer, el cambiar, el estar cansada a los veintiocho. Hoy, mi destino brilla en los astros.
La luna bajó con poca programación (gasp, una sorpresa) y me regaló un poquito de magia, de esa que se me había olvidado a medias. Me hizo mirar al cielo, a las estrellas —mucho más intensas, infinitas y trascendentales que yo— y arrullarme en mi propia pequeñez. Allá, en la nada, entre el polvo cósmico y la falta de oxígeno, entre los millonarios que buscan colonizar más y más, encontré que soy un puntito, y mis problemas un puntito más pequeño.
Que no soy la única que, a los veintiocho, tiene la vida un poco (bastante) patas arriba.
lunes, mayo 24, 2021
La melancolía.
Todos estamos un poquito tristes todo el tiempo, o eso dicen.
Si lo estamos, deberíamos abrazarnos más.
miércoles, mayo 19, 2021
martes, mayo 11, 2021
Sentir, hacer.
El otoño, a pesar de su naturaleza neutra y tranquila, parece moverme.
Se roba los colores del verano y me los obsequia a mí para deslavarlos. Se hace el ciego cuando me quedo con algunos, cuando los abrazo y destiño con mis lágrimas. Luego, me besa y me río. Me hiela los pies y me hace correr.
Es la antítesis del moverse o congelarse. Del cero o el cien. Del estar o desaparecer.
Entre la música, mis pasos, los colores y las letras, descanso yo. Un metamorfo que busca el calor pero no lo pide y que sonríe cuando se ve envuelto en mantas.
Mantas de amor, mantas de cobijo, mantas del otro que me cuida.
Tantos otros como las hojas que reposan en el suelo.
jueves, abril 15, 2021
WHU?
Otra de las cosas que he descubierto:
No sé si estaré cansada de explicarme o convencer, si el debate no será lo mío. Si he agotado ya una mecha que se suponía tenía que durar más tiempo.
Incluso ante las menores cosas me agota darme a entender. Aún cuando sé que no lo van a recibir mal, sólo tengo ganas de hacerme bolita y no decir una sola palabra nunca más.
Y esto viene de la persona que cuando camina al trabajo se imagina hablando en talk shows.
martes, abril 06, 2021
Los monoroles que no hago.
Hay un muchacho de ojos tristes que vive dentro de mí.
Le di un nombre en marzo. Tiene pestañas largas y el pelo revuelto; dedos que podrían ser de músico, largos y habilidosos. Pasó muchas cosas feas y, después de escapar pagando sangre, sudor y lágrimas, empezó a vivir una vida asombrosa en su simpleza.
Comer, trabajar, dormir. Seguridad. Un techo.
Soledad.
Cuando le atacaba la soledad, este muchacho daba lo que fuese por sentir el calor de otro cuerpo por unas horas. Luego, regresaba a su escondite.
Un día se chocó con otro muchacho. Hubiese sido otro día irrelevante de no ser porque el muchacho brillaba como las estrellas, y estrellas le hizo ver luego de invitarle a un café.
El salir de su simpleza también implicó sentir, y el muchacho pelea consigo mismo todos los días para no acobardarse con toda la taquicardia que ahora presenta su siempre tranquilo corazón. A veces se siente muy inadecuado, como si fuese un bebé que con suerte ha aprendido a llorar cuando se da un golpe y nada más.
Cuando todos han aprendido a sentir mientras tu dormías, se pregunta, ¿es justo pedir que te tengan paciencia?
Mirando al muchacho a su lado, todo emoción y entusiasmo, vuelve a sentirse inadecuado, pero sería mucho más cobarde volver atrás. Al mundo gris.
Vive en mí, pero lo miro desde lejos. Me gustaría decirle que sin querer, me di cuenta que tenemos en común esas cosas feas que sentimos (o no) y a las que a veces les hacemos el quite. Me gusta pensar que ambos, distintos como somos, vamos a poder sortearlo de alguna forma.
sentirsentirsentir
¿A dónde se fue la escritura prolífica?
Se fue, se fue, a sentir afuera, a vivir afuera. A moverse y hablar y no tener tiempo para su mundo interno. A ser música y palabras para otros. A decir te quiero y recibirlo de vuelta.
Pero el mundo interno reclama y arrastra. Como las olas, como las lágrimas.
Y llorar, a veces, no es suficiente, porque botas la emoción pero todavía no sabes —no puedes— explicar lo que sientes.
¿Cómo decirle al mundo lo que te pasa si ni lo entiendes tú? ¿Cómo se lo explicas a los que esperan tu serenidad, tu suavidad?
¿Qué pasa si recién estás construyendo cosas y esta es la impresión que das?
Ahogada en amor si poder encontrar consuelo.